9 años sin faltar a su cita

Pere Segalés Miralles ahora está jubilado, y desde esta perspectiva nos cuenta su historia como uno de los voluntarios más antiguos de la Fundación y el más antiguo, sin duda, de las personas voluntarias en la delegación de Tarragona.

Su relación con la Fundación comenzó en el 2014, cuando fue testigo de lo rápido que te puede cambiar la vida al quedarse sin trabajo. Después de buscar durante más de año y medio un nuevo empleo, llegó el día en que decidió, como él mismo relata, “acudir a la cola de la comida” para ahorrar los ingresos mínimos de subsidio que percibía.

De esta manera, conoció el servicio de Taula Amiga, el comedor social de la ciudad de Tarragona, “me comentaron si quería ser voluntario y no me lo pensé, empecé el día siguiente y aquí sigo, 9 años después ” nos explica Pere.

A lo largo de estos años no ha faltado a su cita, dos días a la semana, lunes y viernes desde las 10 de la mañana hasta el cierre podemos encontrar a Pere afanado en sus tareas. Tareas que han ido cambiando, “cuando empecé, al tener experiencia en la cocina, ayudaba a la cocinera o cocinero, ahora mismo me encargo a primera hora de recepcionar la llegada de los alimentos y su colocación en el almacén. A las 12:00h cuando comienza el servicio de comedor, vuelvo a la cocina para ayudar con los platos”. Nos confiesa que prefiere el almacén y la cocina porque, tímido como es, el trato directo con la gente es lo que más le cuesta. Sin embargo, también añade que esa preferencia no ha impedido atender a las personas usuarias cuando la situación así lo ha requerido.

A lo largo de los años ha vivido muchas situaciones y conocido muchas historias, no siempre amables. “Aquí he vivido muchas cosas, buenas y a veces no tan buenas”. “A mi lo que más me cuesta son las peleas, las discusiones en voz alta, es lo que me pone nervioso y me entristece. Aún así, lo entiendo porque cada uno tiene y lleva a cuestas sus problemas de la calle”. Lo bueno, señala, es la relación que se establece con los usuarios/as con el paso del tiempo, “durante muchos años hemos estado acompañándonos y puede que la alegría sea que te saluden por la calle, se establece una relación y te das cuenta de las realidades que hay”. 

Taula Amiga  es su primera experiencia en el voluntariado y lo combina con su gran pasión, el tenis de taula que práctica por las tardes y la música. Y cuando le preguntamos si alguna vez ha pensado en dejarlo, lo tiene muy claro: “No, mientras pueda seguiré. Me gusta ayudar, siempre me ha gustado, no me he cansado con los años. He nacido en una familia numerosa, con pocos recursos y tengo muy interiorizado ayudar” nos cuenta.

Y de esta manera, Pere al terminar nuestra entrevista, se levanta y se dirige tranquilo y diligente una vez más al almacén para comenzar escrupulosamente sus labores como voluntario como cada lunes, como cada semana, como cada año.

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