Ana Mª Martínez llegó a Cataluña el 30 de abril de 2019 desde Caracas, Venezuela, tiene 49 años y ha empezado a construir una nueva vida en Cataluña. La historia que la une a la Fundación ya dice muchísimo de ella. Cuando hacía un mes que había llegado a Barcelona paseaba por el barrio de Sant Antoni y vio la tienda de la calle Viladomat, de nuestra cadena Botiga Amiga. Le llamaron la atención los vinilados y los carteles que hacían referencia a nuestro proyecto social y a partir de ahí no paró hasta que consiguió entrar a la entidad. En su país tenía una tienda de ropa y su familia siempre había estado vinculada al comercio. Ahora hace un itinerario de inserción y trabaja en nuestra cadena de tiendas.
¿Por qué te fuiste de tu país?
Por la situación política y social. Empezaron a pasar muchas cosas y finalmente me fui. Tenía mi negocio, una tienda donde vendía diferentes marcas de ropa. A partir de un momento el gobierno empezó a sancionar a los comercios, grupos organizados entraron en mi casa, secuestraron a mi suegra, me robaron mucho dinero, las joyas, los electrodomésticos. La policía me aconsejó que no denunciara porque corría el riesgo de que me secuestraran e incluso de que me mataran a mí o a mi familia. Vivía con angustia constantemente.
¿Cómo saliste del país?
Salí en avión. Mi padre es catalán, mis abuelos dejaron España en la época de Franco, se fueron a Venezuela y construyeron una vida. Mi padre se casó con una venezolana. Yo me formé en la cultura española, me crie con mis abuelos. Tengo la nacionalidad española. Pero nunca había pensado hacer una vida aquí.
Vine sola, mi hija ya había salido de Venezuela hacía tiempo. Vivió 4 años en Dublín, después ha vivido en otros países. Hace siete años que no la veo. Me dijo que no tenía futuro en Venezuela y se marchó. Hoy en día creo que es la mejor decisión que ha tomado.
¿Qué estás haciendo actualmente (trabajo, estudios, …)?
Actualmente trabajo a la Fundació Formació i Treball. Averigüé que la única opción de entrar a la Fundación era a través de la asistenta social. Fui a mi asistenta y la informé sobre la Fundación, sobre qué hacen. Ella solamente la conocía para haber enviado personas a recoger ropa. Finalmente contactó, me pidió el currículum y pronto me llamó la Fundación. Cuando entré conocí el equipo de tiendas y empecé a trabajar en la nueva Botiga Amiga de Santa Coloma. Me han dado la oportunidad de trabajar y he aprendido muchísimo. Me he formado de verdad para poder salir a trabajar al mercado laboral de aquí.
¿Cuáles son las barreras más grandes que te has encontrado cuando has llegado a este país?
La barrera más grande fue que no tenía mi DNI ni el pasaporte español. Mi padre no nos inscribió nunca en el sistema español. Estuve un año sin trabajo. Gracias a dios mi tía me acogió en su casa mientras buscaba papeles y un trabajo. Yo creo mucho en la atracción y siempre pienso que hay posibilidades de conseguir trabajo. No estoy empezando de cero, tengo muchos conocimientos. Cuando me salieron los papeles, ya llegó la pandemia. Después llegó mi marido, que pidió asilo político.
Mi país lo levantaron los españoles, los portugueses y los italianos. Siempre lo digo y lo remarco a todo el mundo. Eran los propietarios de los hornos, las tiendas de comida, las sastrerías. El gobierno venezolano les dio una oportunidad. Podían llevar a sus familiares a Venezuela, podían trabajar porque tenían un convenio con otros países. Creo que en España le falta esto. A pesar de que Barcelona está muy estructurada para acoger las personas inmigrantes, hay muchas ayudas. La cuestión es que hay ayudas, pero no dan el permiso de trabajo. Las personas quedan en el limbo. Tendrían que dar la oportunidad de trabajar. Yo llegué aquí a trabajar sin importarme de qué. Yo no llegué para que me regalaran nada. Vine a trabajar.
¿Qué ha sido lo más difícil de gestionar emocionalmente, personalmente? ¿Qué es lo más difícil del proceso migratorio?
Te deprimes. Yo dejé mi casa, la cerré con todo intacto. Tardé tres meses en hacer la maleta. Solo dos maletas de 23 kg cada una. Metía una cosa, la sacaba al día siguiente. No sabía qué elegir. El momento en que cierras la puerta es muy duro, la incertidumbre. Muchas veces me despierto y pienso que estoy en mi casa. Y no, estoy en una habitación alquilada en casa mi tía. Ya no soy yo ama de mi casa. A veces me levanto con ganas de tirar la toalla, pero pienso, ¿para qué? Aquí tengo calidad de vida, si me he puesto enferma voy al médico y me atienen. Allá no, no hay medicamentos. Con lo que gano puedo ayudar mi familia, pago mi piso, me alimento.
¿Qué te planteas en el futuro más próximo?
Yo no quiero volver a Venezuela. Tengo muchos proyectos en mi mente. Hago otra actividad: doy clase de deporte y nutrición. Yo era atleta, era culturista y quedé campeona de mi categoría. Tengo formación, pero no la tengo homologada. En Barcelona tendría que repetir estudios. Este es uno de mis sueños. Y mi otra pasión es la moda y el comercio. Ahora, mi objetivo, seguir trabajando, creciendo y aprendiendo. Por eso también quiero aprender catalán.
#inclusiónesdiversidad
* Subvencionat a la convocatòria per a l’any 2021 per a la concessió de subvencions a les empreses d’inserció per a la realització d’accions per a la millora de
l’ocupació i la inserció laboral dels col·lectius en risc o situació d’exclusió social (Resolució EMT/1977/2021, i Ordre TSF/235/2017)
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